Al ser estos los depositarios, intérpretes y difusores importantes de la tradición cultural, sobre la que las nuevas generaciones construyen su propia visión del mundo, les corresponde una gran función formativa.
Por eso, la mediación (en su función de formación social) que garantiza las posibilidades del desarrollo en la "zona potencial" de los individuos (alumnos y, en general, sujetos sociales), tendría que basarse en el estímulo a las capacidades, disposiciones y sentimientos que propicien retos para nuevos logros de las personas.
De igual manera que el maestro debe cumplir una función de transmisión de normas, pautas, valores y "conocimientos" ya hechos, todos los demás agentes sociales deberían propiciar espacios de reflexión, más que de asimilación pasiva, de generación creativa más que reproductiva, de diálogo para la concertación de puntos de vista diferentes y de aportación desde diversas alternativas a la solución de los problemas sociales y el desarrollo de las personas.
La "nivelación" masiva producida tan frecuentemente a través de la propaganda comercial y política, tan extendida en nuestro tiempo, y creadora de autómatas irreflexivos, individuos prototípicos, de conductas sometidas a la moda y la consigna, es algo que afecta diferentes sectores de población, en los distintos sistemas sociales.
Mediación social, para Vigotsky es ayuda para el desarrollo, espacio de interacción para la construcción de realidad y conocimiento significativos.
Es entonces, la posibilidad de diálogo para crear pensamiento, sentimientos y valores compartidos.
Las investigaciones de Vigotsky mostraban que el pensamiento es la internalización del diálogo en el proceso de la ontogénesis del individuo, lo cual ha tenido múltiples efectos positivos en la teoría y la práctica educativa, en diferentes tendencias de la psicología contemporánea y en las corrientes constructivistas y de pensamiento crítico.
Proyectado al ámbito social podemos ampliar el alcance de las implicaciones del diálogo favorecedor de la reflexión, el pensamiento y los valores. Las posibilidades de las técnicas grupales de examen crítico de los problemas, negociación y toma de decisiones ofrecen la posibilidad del debate reflexivo y creador para una cultura de concertación de argumentos, que pueda aportar a la construcción de ideas y soluciones constructivas y basadas en valores humanos positivos.
El diálogo inteligente y civilizado supone, además, normas de respeto y aceptación de la divergencia, siempre que predomine la reflexión argumentada y la disposición a contribuir al desarrollo de valores de relevancia común para la sociedad.
Se trata de una tolerancia basada en las capacidades reflexivas y en valores humanos, dirigida a la construcción positiva de la sociedad, sin abroquelamiento de posiciones, con apertura mental y desinterés para trabajar por el bien común.
Una cultura de concertación, no de confrontación, de reflexión y no de aceptación pasiva o sometimiento, de crítica para construir y aportar juntos: ese es el imperativo del presente y del futuro, y la Universidad Católica Uladech esta por ese camino.
Lic. Adm. Armando Chero Fernandez